La visita del candidato presidencial Henrique
Capriles a Cumaná este martes dejó claro que el pueblo venezolano desea un
cambio en la dirigencia del país. A pesar de la campaña electoral desleal por
parte del candidato del oficialismo, el presidente encargado Nicolás Maduro,
usando los recursos e instituciones del Estado para atornillarse en el poder
después de la partida del caudillo de Sabaneta, Hugo Chávez (+). Hemos visto
como Maduro mueve a sus adeptos utilizando autobuses, aviones de la fuerza aérea
y hasta las embarcaciones de Conferry. Demás está decir que existen múltiples
violaciones a la normativa electoral puesto que Maduro copa los espacios
abusando de la red de medios públicos. Las rectoras oficialistas del CNE no
sancionan ni emiten comentarios acerca de estos hechos o de otros denunciados
por la MUD como la posesión por parte de miembros del PSUV de las claves de
acceso al BIOS de las máquinas que se utilizarán el próximo domingo.
Es imperativo que en el horizonte venezolano se
avizoren cosas diferentes. El pueblo sufre varios flagelos: La inflación
más alta de Latinoamérica, una maxidevaluación, la escasez de alimentos, la
inseguridad, el narcotráfico, los servicios públicos deficientes, un aparato
productivo reducido por culpa de las expropiaciones y el control cambiario, la
corrupción galopante, unos sueldos de hambre y contrataciones colectivas que no
se discuten desde hace mucho tiempo, la necesidad de un plan de vivienda serio y de verdaderas misiones sociales que preparen a los venezolanos para el trabajo y no que los sigan manteniendo como receptores pasivos de dádivas por parte del gobierno.
Sin embargo, la visión de un renovado Capriles, curtido en las lides electorales, con un discurso aplomado y muy agresivo, tocando puntos álgidos y sin miedo, nos da la impresión de que el domingo se puede materializar una victoria que el país pide a gritos. Este joven tiene un discurso unitario y demostrada capacidad gerencial y es, sin lugar a dudas, el motor que puede impulsar un cambio positivo en nuestra golpeada nación. Para ayudarlo en su titánica tarea es necesario el concurso de todos. Hay que salir a votar masivamente y defender nuestros sufragios en todos y cada uno de los centros electorales. Ya es tiempo de cambiar el status quo y luchar por una Venezuela prospera donde todos quepamos y donde podamos vivir en paz, en un clima de respeto y tolerancia. Ya basta de odios, es necesaria la reconciliación nacional y el flaco es nuestra última esperanza en esa dirección. Capriles es un hombre de fe, salgamos a votar con optimismo y esperanza. ¡Hay un Camino!
Carlos Muñoz @terribleteacher
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